25 diciembre 2008

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fotos: julia lombao

El SeñOr CorCho y lA PequeÑa MiGa de PaN

Era se una vez un Señor Corcho en mitad de una mesa el día de navidad. Todas las copas reían y reían y él no entendía donde estaba la gracia. Paseando su mirada entre platos de langostinos, foie, ensaladas de diferentes colores, salmón y botellas de champagne, se encontró con una Miga de Pan que no dejaba de llorar y llorar.

El Señor Corcho se acercó a preguntarle qué problema podría existir en un día en que la gente disfruta tanto de la vida como para estar llorando tan desconsoladamente. La pobrecilla Miga de Pan simplemente se sentía sola, contestó.

Impresionado y algo confundido el Señor Corcho no podía entender cómo se podía sentir alguien solo. Miró a su alrededor y veía risas y risas, burbujas bailando, turrones probándose unos a otros, panecillos regocijándose por sentir la textura del salmón sobre ellos. Y entonces entendió que él también se sentía solo y fuera de lugar.

La pequeña Miga de Pan y El Señor Corcho empezaron a hablar y hablar de la vida hasta que comprendieron que no era obligatorio ser felices por el echo de que todo el mundo a su alrededor lo fuera. Así fue como poco a poco se hicieron amigos y fueron sintiendo cómo sus corazones se sentían más tranquilos simplemente porque se habían olvidado de lo que les rodeaba. Estaban en el sitio, el momento y con la persona adecuados.

¿Es esto lo importante de la navidad? ¿O es simplemente lo importante de la vida?

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